UNA ANTIGUA CONSTRUCCIÓN INTEGRADA EN EL PAISAJE

El edificio es un claro ejemplo de este tipo de edificaciones rurales, típicas de la comarca del Maestrazgo turolense, que se levantaban para albergar a trabajadores, aperos y animales propios de las labores agrícolas. En general se utilizan materiales propios de la zona. Muros de piedra y carpintería de madera, con tejado de teja árabe a dos aguas.

La casa cuenta con dos plantas y un total de 370 m² construidos. En la primera planta se distribuyen un amplio distribuidor, salón con chimenea y un espacioso comedor, un estudio con biblioteca, un dormitorio con baño, cocina totalmente equipada con zona de comedor y aseo de cortesía.

La planta baja alberga el dormitorio principal con vestidor, baño y salida directa a la terraza; dos dormitorios que comparten un baño y un dormitorio con baño.

La vivienda dispone de calefacción central; pavimentos de baldosas de gres y cerámica en los baños. Las paredes interiores son de piedra y se ha conservado el artesonado de vigas de madera. Cuenta con luz por generador y placas solares, agua de pozo y fosa séptica.

La finca que rodea la construcción tiene una superficie de 140 hectáreas de monte bajo con enebros, sabinas, pinos y chopos. Una de las lindes de la finca es el río Guadalope, afluente del río Ebro. Junto a la masía hay una laguna natural que ofrece un agradable entorno donde es fácil encontrar fósiles de la era cretácica.

La propiedad se encuentra a 2 km. de Villarroya de los Pinares, con acceso por pista forestal en buen estado. El municipio, que cuenta con todos los servicios, es conjunto histórico artístico por los singulares edificios que se conservan en su casco urbano. Está a 54 kilómetros de Teruel.

Muy próximos a la finca podemos encontrar magníficas atracciones de ocio como el parque geológico de Aliaga o la estación de esquí de Valdelinares.